lunes, 2 de marzo de 2015

Abrazos



Mamá, ¿para qué sirven los ojos? – Para ver las flores, y los pájaros, las montañas y a niñas tan guapas como tú.

¿Para qué sirven los oídos? – Para oír la música, el viento, la lluvia… Para oírte a ti cuando cuentas los números en inglés y cuando cantas canciones.

¿Y la nariz? Para oler la comida rica de mamá y las flores cuando se abren y para olerte después del baño, que hueles a colonia y a jabón.

¿Y los brazos? – Los brazos… (Pensé primero un momento antes de contestar) Los brazos sirven para coger cosas y escribir…  No mamá, interrumpió Irene con esa mirada tierna y amorosa, con esa cara de lista y con esa sonrisa que terminó siendo eterna e imborrable. Mamá, para todas esas cosas están las manos.    Los brazos, sirven para abrazar. 

Y de abrazos va hoy el blog. 

De querer y de abrazar, de ayudar y de amar. Si es que al final no lo puedo resistir, los dedos corren más cuando cuento historias pasadas y esta es una de ellas, porque Irene no es mi hija, Irene es la hija de Puri, de mi amiga Puri, que sigue llorando con resignación su ausencia. Porque Irene se fue, se fue físicamente pero dejo su sustancia, su amor, su alegría.

Y todos los días desde enero, la tengo presente y oigo hablar de ella. Su madre me cuenta recuerdos y reímos juntas y lloramos juntas y Puri, sin darse cuenta comparte conmigo su ausencia y a mí me encanta escucharla porque su historia está llena de amor. 

Si yo tuviera un poco mas de memoria… como os haría disfrutar contándoos estas anécdotas que hacen revivir a Irene. Pero, el Señor, en lugar de memoria me concedió otro tipo de dones, variaditos y escasitos pero yo se los agradezco todos. Pero si yo pudiera escribir aquí las historias tan bonitas que me cuenta Puri de su hija Irene…

Pero de abrazos va hoy el blog.

Y es que hoy tengo a una amiga triste, y lo más que se me ocurre es acordarme de Irene y mandarle uno de sus abrazos, de los que rodean con la fuerza del cariño y de los que transmiten consuelo y ánimo. No puedo decirle mucho, no puedo entender un dolor que nunca he pasado por lo tanto no se cuanto duele, pero si puedo mandarle un abrazo y un consuelo y pedirle a Irene que la mime y que  la anime y sé que Irene lo hará.

Emma, ¿Para qué sirve el corazón, si está roto de dolor? - El corazón sirve para perdonar y para seguir ayudando y para olvidar el dolor y para actuar, buscando no lo que a ti te complace, sino lo que le complace al otro. Y aunque no entendamos actuaciones y reproches, el corazón con su paciencia infinita y su persistencia en su actuar sirve para recordarnos que quien más da y quien más ama es al final quien mas feliz será.