Mamá, ¿para qué sirven
los ojos? – Para ver las flores, y los pájaros, las montañas y a niñas tan
guapas como tú.
¿Para qué sirven los
oídos? – Para oír la música, el viento, la lluvia… Para oírte a ti cuando
cuentas los números en inglés y cuando cantas canciones.
¿Y la nariz? Para oler la
comida rica de mamá y las flores cuando se abren y para olerte después del
baño, que hueles a colonia y a jabón.
¿Y los brazos? – Los
brazos… (Pensé primero un momento antes de contestar) Los brazos sirven para
coger cosas y escribir… No mamá, interrumpió
Irene con esa mirada tierna y amorosa, con esa cara de lista y con esa sonrisa
que terminó siendo eterna e imborrable. Mamá, para todas esas cosas están las
manos. Los brazos, sirven para abrazar.
Y de abrazos va hoy el
blog.
De querer y de abrazar,
de ayudar y de amar. Si es que al final no lo puedo resistir, los dedos corren
más cuando cuento historias pasadas y esta es una de ellas, porque Irene no es
mi hija, Irene es la hija de Puri, de mi amiga Puri, que sigue llorando con
resignación su ausencia. Porque Irene se fue, se fue físicamente pero dejo su
sustancia, su amor, su alegría.
Y todos los días desde
enero, la tengo presente y oigo hablar de ella. Su madre me cuenta recuerdos y
reímos juntas y lloramos juntas y Puri, sin darse cuenta comparte conmigo su ausencia
y a mí me encanta escucharla porque su historia está llena de amor.
Si yo tuviera un poco mas
de memoria… como os haría disfrutar contándoos estas anécdotas que hacen
revivir a Irene. Pero, el Señor, en lugar de memoria me concedió otro tipo de
dones, variaditos y escasitos pero yo se los agradezco todos. Pero si
yo pudiera escribir aquí las historias tan bonitas que me cuenta Puri de su
hija Irene…
Pero de abrazos va hoy el
blog.
Y es que hoy tengo a una
amiga triste, y lo más que se me ocurre es acordarme de Irene y mandarle uno de
sus abrazos, de los que rodean con la fuerza del cariño y de los que transmiten
consuelo y ánimo. No puedo decirle mucho, no puedo entender un dolor que nunca
he pasado por lo tanto no se cuanto duele, pero si puedo mandarle un abrazo y
un consuelo y pedirle a Irene que la mime y que
la anime y sé que Irene lo hará.
Emma, ¿Para qué sirve el
corazón, si está roto de dolor? - El corazón sirve para perdonar y para seguir
ayudando y para olvidar el dolor y para actuar, buscando no lo que a ti te
complace, sino lo que le complace al otro. Y aunque no entendamos actuaciones y
reproches, el corazón con su paciencia infinita y su persistencia en su actuar
sirve para recordarnos que quien más da y quien más ama es al final quien mas
feliz será.